Espejito, Espejito

Espejito, Espejito

Ya sé que el título de este blog te llamo la atención, por eso andas aquí. Que alegría me da poder nuevamente desbordarles mi corazón a través de estos blogs. Tengo una demanda sobre mi propia vida, y es que cuando siento que Dios anda corrigiendo áreas en mi vida detengo lo que estoy haciendo para estar atenta ante lo que Él quiere hacer. Es difícil en ocasiones poner pausa a todo lo que anhelamos hacer, pero es tan importante tener la sensibilidad de escuchar la voz De Dios.

Espejito, Espejito, de seguro al leer estas palabras puedes ubicarte en la posición de pensar que este blog es acerca de la belleza o aspecto físico. Pero no es así. Hoy vengo a compartirles una revelación que vengo cargando durante semanas. Les recuerdo que al culminar este pensamiento no olviden compartir con otras mis blogs y contenido, siempre agradecida.

Si entendiéramos el impacto que tenemos en nuestra sociedad como mujeres e hijas de Dios muchos más cambios estarían ocurriendo a nuestro alrededor. Vivimos en un tiempo superficial donde pensamos que la belleza exterior lo es todo. Pensamos que según la gente nos ve, realmente define quienes somos. Pero estas pasadas semanas tengo la intrigante revelación acerca de las mujeres a la entrada del Templo. ¡Sí, lo sé! Es probable que no tengas idea de lo que te acabo de mencionar, pero no te vayas.

Les cuento un poco más. Había un proyecto importantísimo que ameritaba el esfuerzo, compromiso, recursos y obediencia de todo el Pueblo. Les estoy hablando de la construcción del Templo. Era el lugar a ser construido para que la presencia de Dios reposara. Con la ayuda de todos  poco a poco fue tomando forma. Pero hubo un versículo tan preciso que a muchos se les podría escapar. Entonces leamos el versículo, en Éxodo 38:8 lee así, Con los espejos de las mujeres que velaban a la entrada del tabernáculo de reunión, hizo también la fuente de bronce y su base de bronce. Crystal… ¿Qué nos quieres decir con tan poca información? Hay amadas tengo tanto por contarles…

¡Empecemos del porqué estaban aquellas mujeres a la entrada del templo! No hay nada más atractivo en una mujer que ser intencional en todo lo que hace. ¡Si hay una instrucción por parte de Dios y yo puedo ser partícipe, entonces no hay tiempo para perder, MANOS A LA OBRA!!!! Aquellas mujeres se encontraban a la entrada porque servían a los hombres que  trabajaban largas horas en el templo. Cocinaban, cosían, pero sobre todo como dice el versículo VELABAN. Debes entender que las mujeres en ese tiempo y en esa cultura eran un poco limitadas así que velaban por el bienestar de todo lo que estaba ocurriendo. El beneficio de velar es que tienes una clara visión acerca de lo próximo. Y cuando conoces lo próximo por ocurrir tienes información adelantada. Me explico, hace un tiempo atrás pasábamos por un terreno donde había comenzado una construcción. Mi esposo conocía alguien que tenía información adelantada sobre lo que estaban construyendo. Sin aun existir información en el terreno ya sabíamos el porqué de cada pared. Dándonos la ventaja de planificar y saber si eso que estaba en construcción seria de beneficio para nosotros. Así que me puedo imaginar la posibilidad de ver a todas estas mujeres diciendo entre sí “es nuestro momento”.Les menciono que los espejos en ese tiempo eran hechos en bronce. Dios ya le había hablado a Moisés, de seguro ya Moisés había informado la necesidad que existía “¡NECESITAMOS BRONCE!”

El bronce era proveniente de Egipto. Quiere decir que estos espejos vinieron o fueron trasladados desde Egipto por mujeres. Pero no te enfoques en el instrumento, sino en el acto de cada mujer. Las mujeres dentro de una temporada sumamente difícil utilizaban sus espejos de bronce para atraer a sus esposos. Tras ser esclavizados por Egipto llegaban a sus hogares y las mujeres los seducían y les hacían entender la diferencia entre sus aspectos. Mírate y mírame! Este acto llevaba a la multiplicación de sus generaciones aun en medio de la esclavitud. La cultura Judía vivía para la multiplicación.

La palabra dice;

Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. Este versículo quiero dedicárselo a cada una de esas mujeres que dentro de lo difícil se mantuvieron enfocadas en orar, en cubrir a sus generaciones y en mantenerse alineadas, no a la situación pero en la visión.

¿Qué poderoso no? En medio de la opresión ellas enfocadas en no detener la multiplicación. 

Espero no haberlas aun perdido hasta aquí. Ahora entremos en el cuidado del bronce. Para sacarle al bronce la cualidad de poder utilizarlo como espejo debe existir un constante cuidado y pulido del mismo. Si no él comienza a tornarse oscuro. Es por esto que no quiero que pierdan de perspectiva el hecho de lo valioso de estos espejos para estas mujeres. Y tú perdóname, pero no hay nada mejor que el producto final de algo atendido y manejado por una mujer de Dios. Esos espejos no reflejaban la esclavitud, más bien reflejaban la valentía de cada una de esas mujeres. 

Ya en su tierra deseada, bajo una asignación divina, ellas aun con sus espejos en mano. Aquellos espejos pasaron de ser instrumentos a una historia. A la hora de conocer la demanda De Dios acerca de la fuente hecha por el material que solo ellas tenían a la mano, no escatimaron sino que se prepararon para entregarlos. Dios estaba posicionando a los Sacerdotes en ese tiempo para pararse a la brecha por el pueblo. Dios ya había hablado sobre el material, la posición y significado de fuente a ser construida. La fuente se ubicaría precisamente antes del lugar santo. Antes de entrar a la presencia de Dios el Sacerdote debería lavar sus manos. 

Entonces hablemos de lo que ocurre a la hora de los Sacerdotes llegar al la fuente.

La purificación era necesaria para entrar al lugar Santo. Dios exigía esto al Sacerdote que estaba a punto de presentarse ante su presencia a favor del pueblo, debería detenerse para lavar sus manos por última ocasión. Siempre entendiendo que no era algo liviano, sino la responsabilidad y salvación del pueblo. ¿Podríamos tratar de entender el peso que estaba cargando el Sacerdote? Entonces la fuente de bronce era ese último paso para asegurarse “Estoy limpio”. En mi mente creativa puedo ver al Sacerdote lavándose las manos, pero teniendo la oportunidad de verse reflejado en la fuente gracias al cuidado que tuvo cada mujer a la hora de ser dueña de su espejo de bronce.

A través de cada letra siento a Dios diciendo, NECESITO eso que has cuidado… NECESITO eso que has manejado con amor… ¿Me lo das? 

Este espejo un día me acordó no rendirme. Este espejo le devolvió la identidad a mi casa, a mis generaciones. En medio de mi jornada, lo cuidé para no olvidarme de lo ocurrido y mantenerme enfocada en la palabra. Pero ahora Dios me lo esta pidiendo. Ahora Dios me está pidiendo que le entregue mi historia. Pero es que cada vez que me miro me acuerdo lo importante que soy, la valentía que tuve de no rendirme. Ahora hay una nueva asignación y necesitan lo que tengo a la mano… “Mi espejo”.  Espejito, espejito a quien le contaré mis secretos, y a quien le expresaré mis frustraciones. Como poder conocer mi valor sin tenerte a ti que me lo acuerdes. Pero sabes mujer, lo que estaba a punto de ser construido era la señal de purificación. Y conozco una mujer que no tenía un espejo, pero si tenía un frasco. A días de Jesús ser entregado hacía falta un momento de purificación. Y vemos nuevamente Dios retando a la mujer a convertirse en un instrumento de purificación porque recalco no hay nada mejor que el producto final de algo atendido y manejado por una mujer de Dios. Sin pensarlo derramo lo más valioso que tenía y lavo los pies del maestro. Entonces aprendí que entregar lo que mis manos han cuidado, atendido y amado no es señal de derrota sino el anuncio de algo mayor. Purificación habla de salvación, y en ocasiones detenemos la salvación por nuestra incapacidad de entregar.

Ana, Maria y Elizabeth… Fueron mujeres que tuvieron que aprender a entregar. Para las mujeres que velaban fueron sus espejos, para Maria la hermana de Lazaro fue su más preciado perfume, para Ana su promesa, para Maria su único hijo. ¿Para ti, que es?, o ¿Qué será? Recuerda no retengas lo que tiene que ser entregado. 

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